Recosa advierte que el desgaste no siempre comienza en el asfalto
En el balance de costos de una flota, los neumáticos suelen aparecer como un gasto recurrente, casi inevitable. Pero lo que pocas empresas consideran es que esa “inevitabilidad” es, en muchos casos, una consecuencia directa de malas prácticas operativas.
Recosa ha documentado cómo el monitoreo preciso de presión, alineación, tipo de carga y hábitos de frenado puede extender la vida útil de una llanta hasta un 40%.
Más aún, con sensores conectados al sistema de telemetría, es posible detectar fugas lentas, sobrecalentamientos y desalineaciones en tiempo real, evitando reventones y desgaste irregular.
Una llanta no es solo caucho. Es eficiencia rodando.
Las estadísticas lo confirman: el mal estado de los neumáticos es una de las causas más frecuentes de paradas no programadas en carretera. Pero cuando se les da el seguimiento adecuado, dejan de ser un gasto fijo para convertirse en una inversión estratégica.
Recosa trabaja con sus clientes para crear planes de rotación, selección de compuestos según tipo de operación, y políticas de revisión en campo. Porque una flota que rueda bien, rueda más lejos y más rentable.